¿Quién sabe cuántos «hola, mundo» se habrán escrito desde el primero registrado en 1973? Seguramente muchos. De lo que estoy seguro es que pocos tienen una coma. Un detalle que es notado por escritores amantes de la ortografía, pero no tanto por programadores y diseñadores web.
Estoy convencido de que un diseñador web debe ser un escritor también. Tener buen gusto por el diseño es tener buen gusto por la composición, cierto. Los colores, las formas, los contrastes, peso, equilibrio, y también las palabras… sí, todo suma al generar una experiencia de diseño, especialmente cuando se trata de diseño web.
Sí, el especialista en palabras es el copywriter, o el SEO, pero los programadores también son escritores. Se comunican con las máquinas. Y nosotros los diseñadores debemos, al menos, tener nociones básicas de escritura.
(Para los que confunden un programador web con un diseñador web: por lo general, el programador trabaja con código y el diseñador usa herramientas no code).
Aunque la mayoría de los «hola, mundo» lo han escrito programadores, los diseñadores web estamos bien cerca de esta especialidad. Y deberíamos también saber un poco de programación.
Yo soy de los que agradece la maravilla que es WordPress y otras herramientas no code. Pero, también aprecio los lenguajes de marcado (HTML), los de estilos (CSS) y los de programación (Javascript y otros).
Lo que trato de decir es que el diseño web es integral. Es conocer de todo un poco aunque te especialices en algo en particular. Es mirar desde afuera con vista panorámica y después hacer un súper zoom y trabajar cada detalle con lupa, para luego volver atrás, mirar lo que construiste y entregárselo a un cliente satisfecho y feliz.
Un blog del 2012 que aún está en línea
Mi primer «hola, mudo» lo escribí por allá del 2005 en lenguaje C, pero mi primera entrada en un blog lo realicé un viernes, 2 de noviembre del año 2012. Por un par de años escribí varias entradas, pero luego, por diversas razones me detuve. Confieso que tenía años que no lo leía y me alegra ver que sigo siendo el mismo: Un amante de la tecnología que depende de Dios.
Por pura gracia de Dios me he convertido en diseñador web, y estoy trabajando para convertirme en el mejor. El diseño web es una mezcla de arte y ciencia. Y lo disfruto. Disfruto generar soluciones. No lo hago para que me alaben, sino porque lo hago como para Dios y sólo Él se merece la excelencia.
Si estás leyendo esta entrada es porque algo te interesó de mí y es posible que quieras contratarme como tu diseñador web. Si es así, ¡adelante!, me emociona mucho conocer los proyectos de mis clientes y servirles con mis conocimientos y habilidades. Procuraré escucharte con detenimiento y traducir esos anhelos que tienes en un plan de diseño web que te lleve a alcanzar tus objetivos.
Doy gracias a Dios por este nuevo «hola, mundo» (con coma, porque hasta en el escribir debe haber excelencia) en el marco de mi nueva marca personal como diseñador web freelance. Espero poder servir mucho al mundo y de manera honrada llevar el pan a mi familia y ayudar a tantos necesitados como pueda.